Big Data desde el espacio: Cómo la tecnología satelital se ha convertido en el "escudo digital" de los bosques chilenos
24 de noviembre de 2025 Sostenibilidad
En un contexto regional complejo, la situación de la deforestación en Chile se distingue por ser de bajo nivel y estar controlada. A diferencia de otros países de América Latina, como Argentina o Brasil, donde existe una alta presión para transformar bosques en cultivos agrícolas extensivos, en Chile la geografía marca la pauta: los terrenos planos se destinan a la agricultura, mientras que el uso forestal se concentra en terrenos de pendiente no arables. Según André Laroze, CEO de PEFC Chile, el sistema de certificación forestal, la clave del presente éxito chileno radica en la integración de tecnología satelital y sistemas de información geográfica (GIS) para auditar la gestión sostenible de los bosques.
Ojos en el cielo: La tecnología detrás del bosque
El monitoreo actual va mucho más allá de la vigilancia física. Se utilizan imágenes satelitales comparativas que permiten detectar cambios en el uso del suelo.
"Las imágenes satélites se asocian con la geolocalización de las operaciones de cosecha forestal mediante polígonos en un sistema de información geográfica. Así, cualquier cambio en la cobertura boscosa queda registrado digitalmente", detalla Laroze.

Este sistema funciona como una "máquina del tiempo" visual: al comparar imágenes de periodos sucesivos, los algoritmos y analistas pueden detectar contrastes inmediatos en la densidad vegetal. Esto convierte a la tecnología en la herramienta más eficaz para detectar la deforestación ilegal casi en tiempo real, pues permite detectar cuando lo que se cosecha no se reforesta.
Más allá del control, la gestión forestal sostenible auditada como libre de deforestación se traduce en una ventaja competitiva tangible en los mercados internacionales. Chile lleva la delantera, ya que, desde hace más de 20 años, cerca del 60% de los bosques plantados de pino y eucaliptos, que operan bajo el sistema de certificación forestal PEFC, han sido auditados anualmente por una tercera parte independiente sobre el cumplimiento de requisitos de sostenibilidad, entregando confianza a los compradores globales.
Desde una perspectiva ambiental, la no deforestación es vital para el desafío climático: permite mantener el inventario de CO2 capturado por los árboles y conserva los bosques como reservorios de biodiversidad. Aunque la cosecha altera el hábitat temporalmente, la gestión sostenible considera la renovación del paisaje en su conjunto, asegurando que los productos de larga duración, como la madera de construcción, sigan reteniendo carbono.
Del satélite al consumidor: El caso del papel higiénico
¿Por qué debería importarle esto al consumidor? La respuesta está en la seguridad de abastecimiento. Laroze utiliza un ejemplo cotidiano para ilustrar la importancia de la trazabilidad tecnológica: evitar la "descapitalización" del bosque.
Sin un monitoreo que asegure que la tasa de cosecha está en equilibrio con la renovación del recurso (un proceso que toma años), podríamos enfrentar escasez de productos básicos. "Es cosa de imaginarse qué sería de nosotros si nos quedáramos sin abastecimiento de madera para usos tan básicos como el papel higiénico", advierte Laroze.
Gracias a la implementación de estas tecnologías, iniciadas en 1997 mediante el proyecto de Catastro de Recursos Vegetacionales), Chile no solo protege su biodiversidad, sino que asegura que la industria sea sostenible a largo plazo, demostrando que la mejor defensa de la naturaleza hoy en día pasa por la innovación tecnológica y las certificaciones forestales como la de PEFC Chile.